Había una vez en San Javier un grupo de maestras que empezaron a imaginar: hubieron reuniones, empezaron a pensar como podrían quedar los distintos espacios con los que cuenta el colegio y la forma de usarlos.
Poco a poco fue saliendo:
- Cada clase inventará un cuento.
- Cada clase hará un árbol.
- Cada niño una estrella y una flor.
Y todo comenzó.
Para convertir el gimnasio en un gran cielo estrellado y en un gran bosque se puso mucho mucho papel y se pegaron muchas estrellas, trabajaron muchas horas.... Aquello parecía un bosque y un cielo estrellado.
Con muchas telas, el aula de música se convirtió en una sala de exposiciones, y allí libros antiguos y raros quedaron más bonitos que en casa.
Le tocó a la biblioteca. Un cielo estrellado indicaba el lugar en el que íbamos a colocar todos los cuentos elaborados por cada clase.
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